No, no estás. Y no creo que vuelvas nunca.
Y sí, he leído por ahí que a veces, hay que olvidar lo que uno siente y recordar lo que uno merece.
¿Sabes? Todo va bien hasta que trato de dejar la mente en blanco.
Porque entonces me acuerdo de todo lo bueno que hemos compartido, entonces se me hace imposible pensar que tú no eres ese que fuiste a mi lado durante tanto tiempo.
Y es en ese momento cuando pienso que sí, probablemente me merezca algo más que tú, pero que me da igual.
Que me dan igual las mentiras, que me dan igual tus malas caras de lunes por la mañana, que me da igual que cuando estés enfadado con el mundo solo parezca que estás enfadado conmigo.
Que me da igual que entre tus mayores aficiones se encuentre sacarme de mis casillas, que me da igual que en ocasiones solo cuentes conmigo para lo que te interesa.
Que me da igual lo que digan de ti, que me da igual que pierdas la cabeza por cualquiera a la primera de cambio.
Que me da exactamente igual.
Que es en esos momentos cuando cambiaría casi cualquier cosa porque pudieras quererme como yo te quiero a ti.
Porque si algo quedó claro, es que a mí me cuesta horrores olvidar lo que siento.
martes, 31 de julio de 2012
Yo puedo ser lo que tú quieras, tú ya eres lo que quise yo.
No tenemos un término medio, nos queremos a morir o matamos por querernos. Me hiciste cruzar la línea que un día tu mismo pintaste, me hiciste saltarme semáforos en rojo sabiendo las consecuencias. Sin embargo yo puedo ser los viernes por la noche, y tú los domingos por la mañana. Puedo ser la Barbie y tú el Ken, yo Bella y tú Edward. Yo Jasmín y tú Aladín, yo Julieta y tú Romeo. Puedo quererte los días pares y tú a mi los impares, yo seré quien ponga las normas y tú quien se las salte. Yo puedo ser lo que tú quieras, tú ya eres lo que quise yo.
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